He recordado, advertido de la insania depredadora de lo público, de la que ciertos prebostes están dando muestras, que el día 3 de noviembre de 1910, en la ciudad danesa Copenhague, el himno “La Internacional” (Lille, 1888) se convirtió en el himno oficial de los trabajadores del mundo. Uno de sus versos canta: “ni esclavos ni dueños habrá”. De nuevo, la usurpación de lo público por unos pocos es noticia. Incluso los democráticamente elegidos representantes de la ciudadanía, actúan como sus dueños. A su vez, se rodean de lacayos para sembrar el general desconcierto, con la injusta pretensión de que el pueblo soberano, hartamente y arteramente desconcertado, vuelva, en todo caso, a legitimarlos. Insisto: en la próxima cumbre de Copenhague, diciembre 2009, como se hiciera en 1910, debiera reiterarse el cántico de “La Internacional”, en pro de todos los trabajadores del mundo. “ni esclavos ni dueños habrá”.
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