En un primer asomo del PP a los Presupuestos Generales del Estado de 2010, Martínez Pujalte hubo de asumir que la desregularización del sector inmobiliario, dictada por el Gobierno del PP (no por Felipe II, que adujo él como escusa), ha sido causa muy principal de la caída especialmente acelerada del sector de la construcción; Mariano Rajoy hubo de ser cortesmente amonestado por repetitivo y carente de respuesta (Desde la bancada, se le decía que el ejemplo de los (las) chuches encarecidos por el IVA no es precisamente brillante, ni siquiera para él); Montoro, fue calificado de economista trasnochado. María Soraya Sáenz de Santamaría Antón marcó con astucia el argumento principal, que servirá unos días de salmodia: Los presupuestos han conseguido poner de acuerdo a empresarios y sindicatos y a todos los partidos políticos, contra el Gobierno. ¿Todos de acuerdo? ¿En qué? El PP no ha conseguido la unidad de los grupos: si la tuviera , platearía una moción de censura o la cuestión de confianza; el grupo popular, tiene serias dificultades para conseguir acuerdos: en las votaciones se queda básicamente solo; la coincidencia de sindicatos con la presidencia de la patronal no es tal: la dirección patronal se inhibe de los trabajadores, que recalan en el desempleo, mientras los sindicatos pretenden acompañarles, porque no son los trabajadores la causa de esta crisis, que injustamente padecen y no pueden, por razón de Estado, padecerla a solas, tal y como continuamente asevera el Presidente Zapatero. Todos anotamos que el 52% del Presupuesto propuesto para 2010 se dedica a mantener las atenciones que el Estado debe a las personas dependientes; a las desempleadas; a las becas para los adolescentes y jóvenes estudiantes; a la seguridad y la justicia. El Presupuesto del Estado para 2010 es solidario. Aducir que suba el IVA de las chuches a los niños es demagogia.
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