En el contexto del debate sobre eficiencia económica del 9-09-009, se habló también de educación: de calidad y de equidad en educación. Es sin duda una idea de las que puede cimentar programas electorales y definir el talante del gobierno. Conjugar los dos grandes anhelos en educación, calidad/equidad, es una noble ambición. El Presidente Zapatero argumentaba, a su estilo con picunelas magistrales, que el mejor camino para una mejor economía es una mejor educación. Es motivador, para quienes profesamos la ambición de la igualdad, oír en un discurso político, en el hemiciclo, salón de Plenos del Congreso de los Diputados, debatiendo de recuperación económica, que la esperanza de mayor bienestar es la educación de calidad, programada con equidad. Un País, cuyo Estado es gobernado por un programa que aplica los conceptos calidad y equidad al sistema educativo, es un País moderno, éticamente justo, vitalmente sano. El programa defendido por Zapatero, sobre los conceptos conjugados de calidad y equidad aplicados a la educación es una idea avanzada, con dificultad comprensible por formaciones conservadoras y neoconservadoras, cuyas pasiones todas se han transustanciado en codicia capitalista. No lo entenderán, por mucho que se les explique: razón suficiente para que no gobiernen, porque en educación ni un paso atrás. En todo caso un paso más adelante. No habrá de ser, luego a luego, la educación sólo camino hacia una mejor economía, idea ya loable, sino que los programas de buen gobierno adoptarán la economía como camino para una educación de calidad con equidad. Educación es el arte para la libertad, esto es para la dignidad personal, fin de toda decisión política, crisol por el que hay que pasar toda propuesta, que se precie de eficaz.
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