Fuera de Palacio también hay vida parlamentaria: -Vuelves al territorio y explicas cómo está España, me indicaba un experimentado Diputado. -España es plural, distinta en sus geografías, polifónica en sus lenguas, a veces distante en sus políticas, España es bella, culturalmente interesante, patrimonio de la humanidad es toda ella, como el mejor Estado, de memoria imperial y tridentina, biblioteca de místicas y eróticas pasiones aprendidas de teósofos sufíes. Hay que amar a España, es muy amable. Esta es la experiencia nueva, que adquiero en el Congreso de los Diputados, extraordinaria universidad, en la que estudio primero: Primero de Cortes. Mantenía, más o menos, esta prédica con unas muy cercanas amistades del territorio, fuera de Palacio. Ellas dijeron: -Pues dais la impresión de que España navega a la deriva, como a ciegas; “como vaca sin cencerro” apostilló la voz manchega del refrán. - No, contesté. Es la mala sombra de Rajoy, que todo lo tiñe de indecisión. El PSOE, partido político mayoritario que sostiene a Zapatero, por voluntad y necesidad de Gobierno, tiene que mimetizarse con sus interlocutores, para no caer en la prepotencia y hacer posible la gobernanza. Es consecuencia de la política de diálogo. De este modo puede explicarse por qué el Presidente de Gobierno con el Bloque aviva la morriña de la tierra, con Coalición Canaria siente nostalgia atlántica y aviva solidaridad africana, con IU e ICV adquiere su estrategia tonos rojos y verdes, siente la posible fuerza de la mínima minoría con NaBai y UPyD, con el PNV aprende a componer gobierno, al igual que con ERC, con CiU aprende federalismo y con el PP se ensombrece. Porque, como en una lámina de agua, cada cual se refleja y pinta el gobierno con su propio talante. El color de Rajoy es gris de sombra. Amenaza y no da, denuncia o no, avanza o regresa, es o no es. Los estacatos de tocata y fuga que su señoría de Santamaría describe en gasas enfundada se deben a la entenebrecida inseguridad que Rajoy proyecta sobre la realidad pública a la que se asoma. Si la política está ensombrecida es porque la sombra de Rajoy se proyecta en ella. Es la mala sombra del PP: la trama Gürtel-Camps. La indecisión de Zapatero no es tal, es diálogo; la aparente parálisis política es en realidad el duermevela de Rajoy a la sombra. Tras la larga perorata, me despedí de mis territoriales amistades. En la radio se repetía el lapsus de María Dolores Cospedal: “es insufrible la falta de liderazgo en el Partido Popular, perdón en el PSOE”.
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