Rajoy, animado por su bancada, se envolvía y revolvía en los datos preocupantes de la economía española y avanzó dos ideas: yo, Rajoy, no puedo presentar la moción de censura porque me faltan votos; usted, señor Presidente, instando a los parlamentarios socialistas a cambiar de Presidente, en su caso, debe plantear la cuestión de confianza. Toda la cámara quedó perpleja al oír a Rajoy instar a la deslealtad al grupo socialista.
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