En la inmediatez de la soberana noticia, habéis de permitirme que recuerde, en el adiós, las memorias reales que yo tengo del Rey y de la Reina.
El rey
Juan Carlos I, rey de España, ha decidido hoy abdicar en su hijo Felipe, que
será Felipe VI.
En esta despedida, digo que me consta personalmente que el
rey conocía bien Albacete: Por su atención constante al Ala 14, la Base Aérea
de los Llanos y a la Maestranza aérea. Me consta que se ocupó de la instalación
de Eurocopter en nuestra ciudad y que conocía también nuestra finca
emblemática, Los Llanos, la misma donde pernoctó aquella comitiva fenicia
camino desde Homs (Siria) a Córdoba (España), que compartió nuestro queso, nos
trajo su aceite y para partir el pan usó nuestra navaja. “Albaçit” llamaron los
fenicios al lugar: “Centro comercial del Llano”.
El Rey Juan Carlos nos conoció. En una recepción a la que
asistí siendo yo alcalde de Albacete, reconociéndome, me dijo amablemente:
“Alcalde, qué frío hace en tu Albacete”. Fue palabra de rey.
Con la Casa Real
hablé de la restauración del Teatro Circo, su majestad doña Sofía aceptó la
invitación de presidir su reinauguración, y lo hizo al inicio de La Feria de
2002. Como despedida doña Sofía me dijo: “Alcalde, qué amable es tu pueblo”.
Este piropo de una reina a una ciudad que debe a Felipe V, primer Borbón rey de
España, su independiente villazgo, fue el resumen de toda la idiosincrasia de
esta ciudad del llano: su amabilidad como pueblo.
Y pienso que así es: en
Albacete hace mucho frío y Albacete es un pueblo muy amable. Es palabra de rey
y es palabra de reina.
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