miércoles, 28 de mayo de 2014

El rapto de Europa


Europa es necesaria al mundo para contraponer a la guerra el deseo de la Paz, para mantener viva la esperanza en otro mundo, que es posible

En un mundo reconvertido desde los Estados nacionales en un espacio global, la conquista del bienestar personal requiere una estrategia mundial. A todas las personas que en el mundo somos nos asiste el derecho de una vida digna. Afán y derecho que es ajeno a la estrategia ambiciosa de los “mercados”. Cada gran propietario aspira y pretende conseguir ser el único dueño y amo de la tierra, del agua, del aire e incluso del fuego. La contienda se libra en monedas: supongamos que hablamos del yuan (China), dólar (USA), dirhan (continente árabe) y euro (Europa).

Pero, si alguien en la competencia, no debe transustanciarse en capital, ese es Europa, guardián de la tradición más humanista de Grecia y Roma. Europa prendió y acuñó para el mundo el valor ilustrado de la libertad, igualdad y fraternidad. Y aquí aparece el temor a su derrumbe. Europa es necesaria al mundo para contraponer a la guerra el deseo de la Paz, para mantener viva la esperanza en otro mundo, que es posible. Tiembla Europa, si no acallas las voces y aminoras la fuerza de aquellos de tus hijos, que edípicamente desean matarte.

El resultado electoral de los recientes comicios europeos abunda en el euroescepticismo. Muestras hay en Francia, Reino Unido, Grecia, incluso en Alemania y en todos los países, pues la abstención en Europa ha sido superior al voto emitido. Tiembla Europa.

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