A España no la conocerá ni la
madre que la parió, profetizaba el PSOE
del año 1982 (a los 103 de su fundación por Pablo Iglesias un 2 de mayo de
1879). Había ganado las elecciones del
28 de octubre con la amplísima mayoría de 202 escaños, de los 350 que componen
el Congreso de los Diputados.
España era toda esperanza de fraternidad, de
igualdad, de liberarse de modelos dictatoriales y clericales y escalar los 3404 metros del Aneto, que nos separaba de Francia, y decir a Europa, desde su cumbre, que España no es diferente. Un País con
experiencia de mundo somos: España surcó mares y océanos y vistió todos los
colores que el sol irisa en sus aguas. En aquellos años, se nos quemaba el alma a cada español, Alfonso Guerra entre
nosotros, de nostalgia de porvenir. Se abrieron escuelas; se firmó el pacto de
adhesión a Europa; se surcaron caminos en toda España y significativamente,
rememorando Al Ándalus, se abrió por Despeñaperros Andalucía a España; hombres
y mujeres comenzaron a gozar la libertad de buscar sus apropiados amores y elegir
a sus hijos fue posible sin condena; 3 millones de mujeres, por el trabajo, se liberaron del salario
marital; comenzaron a usarse
microscopios para detectar la célula descarriada del cáncer y por los
telescopios del Teide colaboramos en descubrir por qué el alma se admira con
las estrellas, según ya había constatado Emmanuel Kant. Comenzó la
investigación del nacimiento a la vida, mirando de cerca las células madre y España
colaboró con Europa en descubrir por qué hay materia y no sólo energía - bosón
de Higgs- . Y no es sueño, es voluntad común de atender a
la persona dependiente en su propia casa, dar cama al enfermo en habitaciones de hospital, los españoles difundimos que el respeto es mejor que la guerra entre
hermanos y que una vida perdida no justifica ninguna quimera soñada.
Ahora, que
el neonato PP (1989 ) ha conseguido una importante mayoría,
186 escaños, se han publicado en el BOE sus ocurrencias. Lo dijo Ortega y Gasset: las ocurrencias como tales no
sirven de tablas de salvamento en aguas procelosas. No han de confundirse, pues,
con las ideas: es distinto pensar, que ser ocurrente. He leído, bajo la letra pequeña, que, según el PP, la fraternidad es cara por universal, la
igualdad es imposible por utópica, la libertad es un continuo conflicto. Esto
lo ha firmado el Gobierno que preside Mariano Rajoy. Una señoría de su bancada lo ha resumido en un minúsculo
twt fabril: “que se jodan”. A la España, que comenzó a renacer en el 78/82 ilustrada,
no la va a reconocer ni la madre que la
parió: la están convirtiendo en una antigualla. Habrá que parar a los del 20N.
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