Acuciada por las críticas y amenazada por el éxodo de feligreses, la Iglesia católica alemana abre sus archivos. Los criminólogos interrogarán al "mayor número posible" de víctimas; a los sospechosos y a los miembros de la Iglesia que hayan sido condenados. Un grupo de psiquiatras, según explica El País, evaluarán más de 50 informes psiquiátricos de miembros de la Iglesia acusados de abusos sexuales a menores. Se investigarán las características que las víctimas puedan tener en común.
Los abusos sexuales no son un problema exclusivo de las instituciones católicas. Un informe de la Comisión del Gobierno para la investigación de abusos sexuales presentado en Berlín, citado por el mismo periódico, reveló que en el 43% de los colegios alemanes se han registrado sospechas de abusos sexuales a niños durante los últimos tres años. No puede decirse que la comisión de este deleznable delito sea fruto del clima social: es sencillamente una violación nefanda de los derechos de la infancia. La ciudadanía, por nuestra dignidad, debemos denunciar las violaciones infantiles, práctica delictiva, escandalosamente frecuente.
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