Danza del jarrón de Túnez |
Las revoluciones se dan segundo a segundo, sin prisas. Una vuelta del segundero son sesenta golpes. Tras 3600 golpes ha pasado sólo un minuto. La revolución de Cartago no puede darse en horas. Túnez es el País más pequeño, 10,3 millones de habitantes, del norte africano. La mitad de su territorio es desierto, el de el Sahara. Sólo la otra mitad es cultivable. Tiene 1.300 km de fachada a la gran plaza de la cultura, como define la Fundación Baile de Civilizaciones al mar Mediterráneo. En el territorio de Túnez floreció la ciudad de Cartago, ciudad siria del VIII a.C., que expandió su influencia sobre Sicilia y España (Iberia). Después fue romana en II a.C. Recientemente, perdón por el salto histórico, Bourguiba proclamó a Túnez republicano y como presidente gobernó hasta 1975. Le sucedió Zine El Abidine Ben Ali, ahora huido, derrocado por un movimiento instado anónimamente. En apenas unas horas se pretende la revolución del Mediterráneo. En Túnez se han mestizado fenicios, romanos, judíos y árabes, entre otros pueblos del mundo. Ellos son musulmanes, cristianos, judíos. Túnez es, como lo muestra su arte, mezcla de todos los pueblos mediterráneos. Su arte es balancear torres de jarrones en sus cabezas, mas celebran también el Festival de la guitara mediterráneana – Tunis. ¿Revolución, ya? Los internautas no cambian la historia, si bien pueden alentar el cambio.
Profesor Castell,
ResponderEliminarme alegro de volver a pasar por su blog y encontrar sugerencias sobre política internacional.
Si me recuerda me presenté hace unas semanas con motivo de la preocupación de una solicitud sobre Democracia Directa a la Comisión Constitucional.
Me presento con mi nick de bloguer, Bárbara Paraula.
Veo que ha colocado usted un verso bello en el lateral: "no me rompas las urnas que puedes romper mis sueños".
Es un bello recordatorio para las convulsiones en el mediterráneo.
Aunque tambien complicado. A mi me parece que la Naturaleza tiene que dar un salto vertiginoso para cambiar un sistema entero....
Si es una revolución tiene que ir deprisa, su nombre lo indica.
Es peligrosísimo, eso sí.