el maestro huerta (De la mina «La Despreciada», Antofagasta)
Cuando usted vaya al Norte, señor vaya a la mina «La Despreciada», y pregunte por el maestro Huerta. Desde lejos no verá nada, sino los grises arenales. Luego, verá las estructuras, el andarivel, los desmontes. Las fatigas, los sufrimientos no se ven, están bajo tierra moviéndose, rompiendo seres, o bien descansan, extendidos, transformándose silenciosos. Era «picaño» el maestro Huerta, Medía 1,95 metros. Los picanos son los que rompen el terreno hacia el desnivel, cuando la veta se rebaja. 500 metros abajo, con el agua hasta la cintura, el picaño pica que pica. No sale del infierno sino cada cuarenta y ocho horas, hasta que las perforadoras en la roca, en la obscuridad, en el barro, dejan la pulpa por donde camina la mina. El maestro Huerta, gran picaño, parecía que llenaba el pique con sus espaldas. Entraba cantando como un capitán. Salía agrietado, amarillo, corcovado, reseco, y sus ojos miraban como los de un muerto. Después se arrastrò por la mina. Ya no pudo bajar al pique. El antimonio le comiò las tripas. Enflaqueciò, que daba miedo. Pero no podía andar. Las piernas las tenía picadas como por puntas, y como era tan alto, parecía como un fantasma hambriento pidiendo sin pedir, usted sabe. No tenía treinta años cumplidos. Pregunte dónde está enterrado.Nadie se lo podrá decir, porque la arena y el viento derriban y entierran las cruces, más tarde. Es arriba, en «La Despreciada», donde trabajò el maestro Huerta.
martes, 24 de agosto de 2010
33 mineros en Chile atrapados
El verso de martes (24 agosto 2010) es para quienes aún tal vez estén 3 meses atrapados en la mina San José de Atacama, a 700 metros de profundidad. Es Neruda, que canta al maestro Huerta, de la mina La Despreciada: ¡Por ellos!
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