La muerte misma, ese momento único en que se pasa a la inconsciencia para no retornar jamás
de ella, tampoco existe para quien es su protagonista. “cuando tú eres, tu
muerte todavía no es; y cuando tu muerte sea, tú ya no serás” (Proclama Epicuro). La persona y su muerte se esquivan en un juego al escondite sin final.
“... ¡Mi hora! –grité–. .... El silencio me respondió: – No
temas;
tú no verás caer la última gota, que en la clepsidra
tiembla”.
(Machado)
Pensando en la muerte (con perdón), Manuel. En la tuya de ayer y en la mía; en la nuestra.
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